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lunes, 12 de diciembre de 2016

Mi Viaje a Puebla

Un Lugar Mágico




Hola, lectores. Les pido una disculpa por tardarme tanto en subir entrada, pero ya saben, exámenes finales, el viaje, el trabajo, etc., además estuve enferma, pero ya estoy de vuelta y tengo nuevos planes para el nuevo año con respecto al blog y algunas sorpresas más.

En esta ocasión quiero contarles cómo me fue en mi viaje del que tanto les hablé. Fue un viaje desde Sonora hasta Puebla, por un congreso nacional estudiantil de ingeniería química al cual, cinco personas de mi carrera tuvimos oportunidad de asistir.


Para comenzar, fue la primera vez que viajo en avión y estaba bastante nerviosa porque no tenía idea de cómo era, qué tenía que hacer ni nada. Cuando el avión está despegando, da una sensación incomparable, y ni decir de la hermosa vista que se puede apreciar desde el cielo. En verdad me sentí la persona más afortunada por tener la oportunidad de vivir esa experiencia.
Vista aérea


Al llegar al aeropuerto, el tío de una de mis compañeras nos recogió en el aeropuerto de Ciudad de México, que está a un par de horas de Puebla. y nos alojó en su casa por una noche. Llegamos muy cansados y sólo queríamos descansar. A la mañana siguiente muy temprano abordamos el camión que nos llevaría a nuestro destino. El viaje parecía eterno ya que todos teníamos náuseas por el movimiento del camión, dolor en los pies por tanto caminar y hambre, pero estábamos entusiasmados por llegar.

Cuando por fin llegamos al hotel, muy cansados, no había nadie en el hotel ya que todos se habían ido a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la cual es muy grande y hermosa, yo realmente quedé impresionada de tantas cosas que allí había, sentía que si estudiara allí nunca querría salir del campus.
Jardín botánico de la BUAP

Llegó el fin del día, después de conferencias y recorridos por el campus, cuando al fin estábamos en nuestro cuarto de hotel, pero no podíamos descansar, había que ducharse y arreglarse para la noche de fiesta. Fue una noche loca, fuimos a un bar en una zona elegante de Cholula, y el clima era delicioso.

Al día siguiente, tuvimos nuestros talleres de ingeniería y por la tarde un tour por el centro histórico. Pasear por las calles de adoquín es como dar un paseo por el pasado, pero a la vez con un aire modernista. La comida te hacía feliz en cuanto la probabas, sus personas eran tan cálidas que ni recordabas que eres foráneo. 
Catedral de Puebla, se dice que fue construida por ángeles
El día siguiente fue una junta de los representantes de las sociedades de alumnos de cada estado, la cual siempre es aburrida. Después de eso fuimos a conocer un poco la ciudad y encontré lugares maravillosos como la pirámide de Cholula, donde encontré cosas geniales... como un alien. Además, tuve la oportunidad de subirme a la rueda de la fortuna más grande de Latinoamérica, la vista fue increíble.
Pirámide de Cholula
Alien de Cholula
Estrella de Puebla


El último día tuve la oportunidad de conocer dos pueblitos hermosos aledaños a la ciudad: Zacatlán de las manzanas y Chignahuapan. La comida era deliciosa, sin mencionar los dulces típicos que se podían degustar. Lo que más me sorprendió es que todo era muy barato, y se podían encontrar hermosas artesanías que guardaban la esencia del lugar.

Zacatlán
Café de olla

El viaje de regreso en avión fue bastante turbulento, además la neblina era densa. Fue un viaje maravilloso, pero llegar a casa es algo que anhelaba.



Los viajes son un alimento del alma, fuente de felicidad, no cabe duda. Es allí cuando nos descubrimos a nosotros mismos y además conoces mejor a las personas con las que viajas, es donde te das cuenta quiénes son tus verdaderos amigos y quiénes sólo se preocupan por ellos mismos. 
Siempre hay que disfrutar un viaje pase lo que pase, a pesar de los contratiempos que pueda llegar a haber, hay que recordar que muchas veces hemos trabajado duro para poder disfrutar de ese viaje, y hay que aprovecharlo al máximo.

Espero que les haya gustado, hasta la próxima.




~Panque24